La Costa Este de los Estados Unidos fue el lugar de nacimiento de la producción cinematográfica y para 1909, la realización de películas estaba dominada por un grupo de trece fabricantes que se habían unido en la Motion Pictures Patents Company, encabezados por Edison. Dado que Edison había conseguido patentar su cámara cinematográfica, y había trasladado su primer estudio el “Black Maria”- creado en 1893, hacia Nueva York- mejorado, la MPPC sólo alquilaba películas a las empresas que las utilizaban y que pagaban royalties por ello. El trust de la Patents Company llegó incluso a contratar a agentes para que recorrieran los estudios, laboratorios, y otros lugares en busca de cámaras no patentadas. Muchas veces los rodajes se vieron interrumpidos y los aparatos robados, y ocurrieron con frecuencia “accidentes” que daban lugar a pérdidas de negativos, equipos, a la destrucción de edificios, y, en ocasiones, a heridos y muertos. Todas estas presiones contribuyeron a que numerosos productores independientes abandonaran la Costa Este y decidieran probar suerte en el Sur, el Oeste y otras regiones soleadas, ideales para rodar películas.
miércoles, 26 de octubre de 2011
Edison y la Motion Picture Patents Company
La Costa Este de los Estados Unidos fue el lugar de nacimiento de la producción cinematográfica y para 1909, la realización de películas estaba dominada por un grupo de trece fabricantes que se habían unido en la Motion Pictures Patents Company, encabezados por Edison. Dado que Edison había conseguido patentar su cámara cinematográfica, y había trasladado su primer estudio el “Black Maria”- creado en 1893, hacia Nueva York- mejorado, la MPPC sólo alquilaba películas a las empresas que las utilizaban y que pagaban royalties por ello. El trust de la Patents Company llegó incluso a contratar a agentes para que recorrieran los estudios, laboratorios, y otros lugares en busca de cámaras no patentadas. Muchas veces los rodajes se vieron interrumpidos y los aparatos robados, y ocurrieron con frecuencia “accidentes” que daban lugar a pérdidas de negativos, equipos, a la destrucción de edificios, y, en ocasiones, a heridos y muertos. Todas estas presiones contribuyeron a que numerosos productores independientes abandonaran la Costa Este y decidieran probar suerte en el Sur, el Oeste y otras regiones soleadas, ideales para rodar películas.